Tinoco estaba sentado en una de las sillas nuevas de totora y sauce. Voy cuchillear a tu hermano. Ya le iba a poner las manos en los hombros. Te van a quemar tu lani. Hizo como que la ailaba en la palma de la mano. Te voy a montar. En vez de golpear con la cruz a los tristes, has apuntalado, mansito, en la arena, uno por uno, cinco cruces.
Tu criadilla no tiene dinamita; agua de piojo tiene, oye No, pues, como la Florinda. Has mariconeado en la hondonada; no has cumplido orden de la maia.
Mejor toca el guitarra, oye. Estuvo rodeando, a pasos, en la oscuridad, la casita de Paula Melchora. No va a tumbar las cruces. Tomaremos cerveza mismo en el burdel. Ahora escoges. Iba hablando Tinoco tras el hombre que apuraba el paso y no se dejaba alcanzar. Los grin- gos de barcos grandes Yo pescador con chaveta-funda, elegante. Cinco cruces hey plantado, de nadies, en la hondonada. Ya; guardamos chaveta, pagamos fuerte a chofer obediente. Te has embo- rrachado con aire, temprano.
Yo, con la viuda no puedo. No puedo. Se citaron en la casa de Haro para tomar acuerdos. Masticaba coca a boca llena; miraba de reojo el derrumbarse de ese metal desconocido, a cada tabla que alzaba; el brillo era amagado por la sangre y el movimiento, y todo era tragado por la boca de un inmenso tubo girador que colgaba de un huinche y aspiraba. Tocaba en los mercados y cerca de los muelles. Ahori- ta entregamos. Ha maldecido. Es mi propia victoria. Puro miedo y triunfo. Creo no conocer bien las ciudades y estoy escribiendo sobre una.
Parece que se me han acabado los temas que alimenta la infancia, cuando es tremenda y se extiende encarnizadamente hasta la vejez. Una infancia con milenios encima, milenos de historia de gente entre- mezclada hasta la acidez y la dinamita. Ahora se trata de otra cosa. Y no conozco a la mujer de la ciudad, por ejemplo. He pedido, para escribir este libro, diez meses de licencia sin sueldo de la Universidad, y ya han pasado cuatro y medio. Y no es que pretenda describir precisamente Chimbote.
No, ustedes lo saben mejor que yo. Pero yo no voy a Chile. Son parte del libro si ha de existir tal libro. Ahora es un dis- trito apretado de gente de pueblo. Me reiero no al al- muerzo sino a lo que tengo que escribir. Santiago de Chile, 6 de marzo Estoy de nuevo en casa de Angelita Heinecke. Los pantalones eran de color negro chamuscado. Era casi la medianoche. Usted sabe. Ahora los eventuales son exacta- mente veinte. Que les borren las caras Usted es amigo de los grandes y ellos vue- lan alto y no ven las naturalezas.
Se han hecho moldes y todos han reventado. Esta lloqlla come hambre. Lo siento en las huevas. Y los dos ciegos mucha plata agarraron. El bicho dio una vuelta ciega en la mesa, produjo un soni- do penetrante. Ese Braschi es un genio. Es un exagerar —dijo el visitante—. Pero estoy enredando mi encargo. Yo estoy informado de los problemas pero no conozco su procedimiento. Mire, amigazo. Mi esposa, en cambio, es mi socia del alma, madre de mis hijos y oiga usted, Diego, ella conoce a Braschi, a Fullen, a Gildes- trer A todos, y me ha guiado bien.
Bueno; a esta hora ya nadie viene a fregar Con los apuros y hambres que causaron las huelgas y las vedas, se avivaron los pescadores. Las borracheras y putas, etc. Es cierto a medias. Y nada. En las sierras del norte hablan castellano; en la mayor parte de las provincias ya no saben el quechua.
Y se han convertido en poca cosa, a mi parecer. Y si les haces meter bala, pior. Entonces calculamos Todo este Son como yo, pero no tienen frenos. Millones de toneladas tragaban. Los alcatraces volando en tristeza. Sigamos con la historia. Chaucato vino antes. Los pantanos donde los zancudos reinan; los desiertos pesados fueron invadidos por esa avalancha.
Lo que puedo decirle es que los que entraron a la pesca se embravecieron con la plata que ganaban. Adiestramos a unos cuantos criollos y serranos, hasta indios para que No, mi amigo Yo del Chaucato voy a saber tantito luego, luego. A provocadores En todo. El cocho de antes vola- ba en bandas Mueren a miles; apestan. Los pescadores los compadecen, como a incas convertidos en mendigos sin esperanzas. Esa historia de Guerrero es un ejemplo. Los padres de la novia eran carniceros acomodados.
El cholo tiene casas, negocios. Jugaba ino para esos tiempos. Los cantineros cerraban las puertas; echaban a los pescadores por las puertas falsas, por las me- dias puertas. Oiga, bigotudo Y lo que costaba treinta lo compraba por tres.
Su palabra era como chicha, mejor que la cerveza. Por eso se fajaban sus partidarios y contrarios, hasta con chinguillos que son unos cabos con anillos de plomo. Los barrimos casi a todos. Me acuerdo de un profesor de castellano que tuve en el colegio. En eso, Braschi es mundial. Solano es correcto, moral hasta las tripas. Entendiendo en los asuntos de la pesca como un buen abogado Le puso las peras de a cuatro a Braschi. Estaba cargada. Se hizo la huelga. Los huelguistas Ya usted lo sabe. Es un chiste nacional, cruel y jodido.
Sigue tinterilleando. Bueno, bueno. Ahora el pescador gana treinta por ciento menos que antes de la huelga. Ya Braschi no viene a Chimbote. Putamadreaba mejor que cualquiera. Yo lo vi. Braschi ya no estaba. Ella es puta. Las or- questas tocaban. Nadie le hizo caso. La oyeron. Y todas en- ilaron a los carros. Regenta todo. Ustedes timbean mucho a los dados en el muelle; vienen, a veces, borrachos a las lanchas, caen al agua, a las bodegas; en todo eso hay peligro.
No todos los pescadores son correctos. Los pesca- dores se atoraron, se quedaron callados. Orlando Cabieses Crosby iba a hablar. Estoy con el uso de las palabras, en nombre del trabajo frente al capital. Y el Obispo bendijo de nuevo la imagen. Pero los pescadores se vieron sin billetes, por primera vez. Los que eran maleantes o fueron maleantes de oicio se largaron; muchos restaurantes y cantinas cerraron.
Entonces se vio que Solano es buen comandante y Maxe buen suboicial, lo mismo que el ino burdelero Zavala. Como usted sabe. Usted, usted Chimbote hormigueaba de gente furiosa y asustada. Yo tengo larga experiencia. El velorio era inmenso de gente. Porque esa vez, con la mujer muerta, cientos de mujeres alborotaban en el velorio. Solano fue sorprendido y rebasado. La puerta del cuartel estaba cerrada.
En la plaza se impuso silencio. Pasaron las horas de la noche y la gente fue disminuyendo; los gritos no. Cerraron la puerta. Dicen que Zavala, echando sapos y culebras por la boca, se puso a llorar. Nunca lo hemos descubierto. En los cerros y arenales dicen que es cuento, cuento que pudo ser verdad No hay soborno, hay tiro ijo, amigo, tiro ijo. Zavala es Secretario de Asistencia Social.
Alta y baja costura. Lo compa- dezco. En Chimbote, de siete congregaciones religiosas cinco son yankis. Ahora pro- tege a unas tres mil familias.
Un hijo de cada familia numerosa tiene un padrino gringo. Maxe y Zavala vomitan de repugnancia con esto. Yo, yo entiendo a medias esas esferas Espere un instante. Mire bien el mapa o diagrama con nombres que voy a trazar y escribir; voy a ir dibujando. Siga mi mano y oiga mis palabras. Creo que nos va a salir algo; ya, algo objetivo. Nosotros, la industria, U. El verdadero color de Cardozo yo no lo pinto. Para Caullama, capital y yanki es la misma sopa; el trabajador es otra sopa que no se puede mezclar con la sopa yanki.
En resumen, amigo Diego, somos siete blancos contra tres rojos. Poquitos mandan en todo el universo, cielo y tierra, agua y mar. La cara de Maxe, de Zavala Sus ojos, agrandados por los lentes, se detuvieron en el cuerpo del visitante que giraba en doble sombra.
Chimbote es el puerto Quien no lo sabe, quien no lo dice Zavala, Haro, Tinoco, Characato, amigos, zurramos unos, zurramos otros, en el totoral zancudal nos cagamos sin remedio, sin remedio, sin remedio.
Nuestras lanchas han pescado hoy dos mil trescientas toneladas de anchoveta. El visitante se detuvo. Pasaron debajo de poleas y tanques, de cadenas, de cucharas gi- radoras. Za-za-zabala putea. Ya llegamos, amigo Diego. Llegamos al trommel. Pero mire esto. Son en la oscu- ridad como unas armazones de luces bien ordenadas que entran al mar. Ha costado millones. Pero tiene fachada de poder.
Nuestros muelles de harina casi no se ven y desembarcan millones cada noche. Poca gente. Moncada, el loco, los conoce Yo, mi amigo, despre- cio al Gobierno como empresario Del pecho de todos nosotros. Es rosado, se eleva contra todo, como si tuviera sangrecita en su incierta forma. Yo he bailado mejor que un picalor siwar 20, de esos que se elevan hasta las estrellas para ailar su pico y regresan a las quebradas y meten su lancetita en lo hondo de las lores, echando chispas de color mundo entero.
Estamos apoyados en esta baranda sucia Yo me he ido. La pregunta fue hecha en tono casi autoritario. Es obra de Braschi. En el muelle de Braschi fondean barcos de diez mil toneladas. Le he dicho que exagera usted. Pero ha volado muy alto Usted es algo especial, oiga, en esto y en lo otro. Me consta. No saben pronunciar ni el nombre de su provincia. Son peores que los indios en eso. He mandado construir verdaderos complejos de maquinarias con estos cholos.
No tienen remedio. No entienden; lo que se llama verdaderamente entender, no entienden. Tres meses. Y lo que Chim- bote es de noche. Los otros, los comerciantes y los miles de ham- brientos duermen en la oscuridad natural o en la oscuridad apaga- da.
Y ahora al grano. Al grano. Todos hablan de la harina, nadie habla del aceite; sin embargo Vamos, amigo. Era una escala angosta y larga. Yo voy a despertar. No se despierta de la luz. Don Diego iba hablando y saltando las gradas. Sus bigotes largos, gruesos, sumamente separados, su rostro alar- gado hasta terminar en una punta que acariciaba la curiosidad de los obreros, y el cuerpo tan desigual, la levita, nuevamente brillante de don Diego, fueron bien recibidos21 por los dos hombres.
Lo saluda- ron familiarmente, casi sin darse cuenta. La maneja un solo hombre. El otro es el pescador que controla la pesa- da de la carga de su lancha. Segundo primaria. De la selva no entiendo nada. No es cierto. La gracia es, pues, de cada quien. Nos vamos. Llegaron a la orilla de las inmensas pozas de mil toneladas. En el centro mismo de las paredes muy inclinadas del fondo, dos gusanos enormes, de acero, giraban, dirigiendo hacia la compuerta sus tornillos sin in.
No se preocupe, amigo. Basta con uno. El otro es de emergencia. La anchoveta no pierde todo su brillo en los tubos que la succionan y destrozan, ni en cucharas ni rastras; no lo pierde hasta que entra a las prensas Parece mercurio.
Tampoco plata. Pez grande se come al chico. Nada nuevo, mi amigo, si es que bien le entiendo. Yo voy tras de usted. Nunca he hablado tanto. Pero, valgan verdades, se me ha aclarado mejor el panorama de todo y por todo. De estas tolvas, la anchoveta pasa por los coladores a las prensas que aprietan. Ya vio usted los ci- clones, giran con temperatura interior de mil grados. Pero nadie ha observado el pro- ceso del aceite. Los dos estaban frente a los inmensos cilindros que lanzaban luz pero no calor hacia el patio de cemento.
Nunca los ciclones han quemado gente, pero a lo mejor Yo le sigo. Se ve gotear el aceite. No sirven para nada. Los obre- ros aplaudieron. Este joven es un amigo de la Empresa Afuera, por encima del humo de la Nautilus, una columna ascendente, rosada, sin bordes, como la danza de don Diego, se alzaba en el cielo.
Recuerde que los pescadores de Chimbote no son menos de cinco mil. Los pescadores la ven y se largan a embarcar. Todo por mi cuenta. El recorrido ha de ser completo. Volvieron hacia el campo de parqueo que estaba junto a las oicinas. No veo el in de esta ruma de sacos.
Digamos, quinientos metros por doscientos de ancho. Mire: el faro del jeep no alcanza bien el extremo de la ruma de sacos. Tengo que volver a la oicina.
El caldo de anchoveta Estos pobres Pasaron junto a las orillas de un extenso totoral. El hombre aguanta No son tristes. Nadie sabe jalar la lengua tan alegre y jodida- mente como usted. Yo entro. Buen in de iesta. Sobre un muro rosado estaba pintada la cabeza de un gato negro entre dos palmeras. Llegaron a tiempo. Un tabladillo especial de dos gradas.
Ondulaba la cintura con lujuria bien contenida y dirigida. La sala estaba bastante oscura y en silencio. Era joven pero algo calvo. Le hicieron caso. La luz hizo resaltar el color de los billetes. P-p-por un beso En la oscuridad ya bramaban los hombres. No, no es bestia. Usted lo ha visto. Usted no necesita que yo me despida. Yo soy el Tarta. Todos los choferes corrieron hacia la puerta. Pero no lo pudo ver en la cadena de gente que estaba en frente suyo. Nadie echaba basura en ese cilindro; la arrojaban a su alrededor.
Hoy ha venido harto gente. De nada sirve guardar. Animal, bestia. Trae el huahua. Hablas pior que pescador maleante. E hizo como que la pateaba. Pateas menos que gallina. Putaza dices La mujer se dio cuenta de que la huahua lloraba. Lo observaron con especial curiosidad. De todo hay en el humano. La rabia no es pecado toda vez. Yo nunca paro. Abre costales. Carguen —dijo. Su compadre Esteban le daba de comer por la noche. Ahurita habrey botado on gramo. Al justo quitan su justicia Vanidad dicen al soberbia.
Yo no rodillo nunca por nunca. Lindo se ha- bla, en selencio, con el pensamiento, como el Dios. Ya estaba para cayer en so estado de predicamiento. Hemos andado tres jornadas. Hemos bajado a un quebrada seco, hondonada con profondidad como enierno. Al hondo del quebrada Lindo castillano habla; a so hermano, enjuermo, ambolante de mercado, desprecia ya.
Lunes anda futre en barriada Aciro. Anda derecho Las moscas tampoco lo molestaban mucho. Juerte calor. De noche tranquilizaba calor.
Mojir tampoco. Trozazos de carne, caracho, daba, con papa bueno, camote bueno. Lamperos, carrilanos, ayudantes perforistas, maderador, todos, los vente, caracho, entramos trabajar.
Maestro enmade- rador hey sido. El maestro ha sobido, ha sobido Polvo juerte. Hemos sacado afuera el cuerpo del maestro. Ha borbojeado y poquito ha chorreado Ha mirado juerte al inginiero. Cojeando tranquilo se ha retirado inginiero.
Polaco grin- go ha rodillado. Hemos rodillado todos. Cansado ha llegado, unito, dositos. Contra de barranco silencio, feosiento, hey dicho. Vivo estaba. Cruz, con so brazo ha hecho al aire sobre su cara. Poco sangre, hey dicho; poquito. Alzaban bastantes, man- cha grande, del retamal. En polvo, seguro, atoraban. Otros zum- baban. De afuera, de la parte oscura del totoral, llegaban graznidos. Primera vez hey peleado, rabiado, peligrado.
Estaqui- llando zapato rotoso, maquinando costura rotoso hemos aguantado dos semanas. Igual a borracho. Y ti llevan preso, te tiran palo. Cabeza de borrachines. Puso los platos sobre la mesa. Miraba a ratos a don Esteban. El Hermano dice que es inocente; va- nidoso inocente No lo reconocieron de inmediato los mozos. Varios mozos se lanzaron sobre el negro. Un loco es un loco.
No son los profetas los que le han vaciado el coco. Es un Moncada degenerado por la sangre afri- cana y otros virus. Vamos a tomarnos un trago. Ha recibido mucho castigo. Pero observo que es la primera vez que se atreve a entrar a este hotel. Ahora estaba Pero Moncada, a veces, me causa algo de intranquilidad. Ahora desuella a sus hermanos de raza Este nuevo vals de Chabuca Granda es delicioso y la orquesta no es mala.
Unas veinte parejas bailaban. Estaba bien sano. Me pierna no alcanzaba al suelo. Su catre de me compadre es altazo, sos patas con ruedecita. Ahura me compadre pregontaba por me vida mejor que Hermano, mejor que Yo ne padre ne madre hey tenido. No, hey contestado. Perros estaban afuera, ladrando libre, juerte. Pagaban regular, tres soles. Hacenda- do, maldiciao, anticristo! Me premo gretaba feo, rabiosiento, maldi- ciendo egual que hubiera saltado del sepoltora un gente condenado, gretando con su lengua del mundo su candela.
Nada hey conseguido. De un bailarina Car- huaz templado de amores estaba. Pero gallo, animal es; cientos gallina pisa, igual queda. He resondrado. Me ojo ha cerrado tranquilo. Tranquilo, fresquito, mina adentro Botado ha quedado el carril tolva. Me brazo ha tornillado. Entonces, tranquilo, despacio, he contado; juran- do, jurando, haciendo cruz en me boca, he contado todo el sucedi- do, verdad verdadero.
Trescientos soles. Despedida intempestiva De noche hemos escapado. Hemos alzado casa adobe, piedras cimiento, piso ripiado. No tiene sal, compadre, menos pimienta. Hasta el perro, hasta el carnero, hace sentir su vida cuando ladra el uno; cuando brama el otro, al sentir el cuchillo en el pescuezo.
Mucho he aprendido de los chanchos. Ante nadies voy rodillar. Sentaban en mesa fondita. Ha jura- do. Nunca llegaban los parentelas de los muertos. A Liriobamba llegaba sentenciao ya. Nadies de las parentelas del muerto llegaba.
Con eso ha bajado Chimbote, a so hijo treciclo ha comprado No va rodillar ante nadies. Eso quiere decir pampa de lirios. El catre del loco era muy alto—. Compadre, estoy pensamiento Oiga, compadre Moncada vio que el cuerpecito de don Estaban se aianzaba en el aire, tomaba peso, mientras recitaba, porque sus pies no llegaban al suelo. No me gusta, compadre. El pobre no necesita consuelo Pisar la tierra, com- padre, sin miedo, sin miedo. Jesusa dice que estoy demoniado.
Don Esteban se dejaba cargar con su compadre, si era de noche. Lo dejaba en la puerta de su casa. Limoneros, granadillas Los vecinos se inquietaban por esa amistad del chupetero y el negro loco.
Algunos, muy pocos, vieron a Moncada cargar a don Esteban. Pa- saba el puente de palos y barro que los vecinos del Totoral hicieron sobre la acequia. Caminaba solo, conteniendo las ansias de hablar en voz alta. Las charlas con don Esteban lo calmaban o desquiciaban. Se concentraba hasta que le sudaba la frente. Confeccionaba cuidado- samente su vestido. En cambio, cuando don Esteban era llevado en brazos por el ne- gro, entraba a su casa a toser.
Don Esteban quedaba exhausto pero furibundo. Se puso de pie, tranquilo, descansado. Mariposa mensajero. Mariposa negro hay. Lindo es mariposa negro, cuando aletea, mejor que tornasol, que amarillito. Era un ardorcito. Con el aire pelea, Hermano, con la oscuridad se trompea; no prende luz. No quiere prender. Cuando prende luz, deja alzado su cabeza.
Dice que oye al sapo que hace contra al musiquita del zancudo y el chicharra. Del barro negrociento habla sapo contra del oscuro, bravo. No separes los cubiertos. En fuertes trabajazos hey trabajado, doctorcito. Lo mismo es ya para ti sierra o costa. Ya hey dejado. El vida es aguan- te, carajo, aguante. Llegaban a saber que los enfermos que regresaron a la sierra, volvieron peor a Chimbote o murieron en sus pueblos.
El aukillu sabe. Yo, ni un adarme hey botado. Gringo es sacre10 —y el primo ya es- taba fatigado del pecho, como un fuelle apolillado—. Gringo pola- co soborna Gobierno, primo.
Pesa bien. Cocinero pendejo. Manteca en restaurante, chicha- rra con zapatos lustrados, con falso corbata mierda. Yas apurado morir a tu primo.
La calavera blan- queaba desde el frente, en la repisa. Don Esteban se puso de rodillas. Y no tuvo necesidad de esforzar- se mucho. No es muerte sino vida Contaba las toses de su compadre. No pudo. Brilla, hijo. El local es de la colonia china. Los chinos son chinos, pese a la ley. No estamos en Francia Ciudad comercial, en Chimbote no se hizo mucho alboroto por eso. Se reu- nieron unas seis o siete personas en la puerta del club. El mausoleo del chino reina en el cementerio.
Estaba protegido del sol por un leve techo de totora. Chicharra zancudo; lani cementerio. Moncada dijo que pasara. Gato sin ojos. El llorar con- suelo desconsuelo; aurora sin crecimiento de luz verdadero. Furia, viento, tiene, buenazo; candela; es gran respeto. Moncada jalaba pescado, las madrugadas, en el mar de la playa, de los botes al viejo terminal hormigueante de los pescadores cortineros. Cargaba los enormes robalos17 brillantes, uno a uno, o los canastos de corvinillas18, machetes, cojinobas y hasta moja- rras.
Pudo recostarse contra una esquina. Yo mando, mientras no esteamos en la sepoltura. En el camino, dormitando algo, se repuso. Hey llegado —dijo. Estaba muy afanosa, sudando de felicidad.
El tren va quedar con su riel limpio, tran- quilo. Si no pago en dos meses, va llevar. Se iban. Las ventas aumentaban. Estaba descalzo y vestido de overol apretado, limpiecito, y una camisa de color rojo geranio. Moncada tuvo que sostenerlo. Muy poca gente ya quedaba en el mercado. No estaba ella. Una oncita; ya hey pesado tres. La banquita estaba ya acolchada con unos restos de trapos y pellejos bien hilvanados y clavados con tachuelas en la otra cara de la madera.
Su ojo era como de cristiano corriente; era como metal vidrio cristali- no, que capaz no se gasta con el mirar ni el cielo ni la tierra. Sintieron pasos. Casi todos los puestos estaban ya cerrados.
A mi Jesusa robaste, hijo. Hijo, habla, pues, con el Hermano El castigo muerte Moncada se impacientaba ya. Yo, con el carboncito, a ella estoy yendo. En el suelo revuelca. Tiene fuerza entonces. Con el Hermano que hable. Va salvar Peruanos creo ya no hay, salvo ese vivazo que Hoy, mi compadre ha visto un mono rojo bailando en la punta de la Cruz de Hueso. Yo, Moncada, el loco.
En la tardecita le llevo. Mundo sin Moncada, sin su compadre. Moncada hizo caminar a su compadre sobre el cemento rojo, a buen paso. Una manejadita te voy a echarte.
Pero el tipo de ambiciones, anhelos y empuje del hombre preci- pitadamente modernizado No es un simple decir. Soy, claro Y eso15 no es16 malo. Por eso el mundo es grande y crece y se multiplica, su fondo y su forma sin cesar. Esta profesora El televisor funcionaba mostrando iguras borrosas y el parlante sonaba muy fuerte.
La puerta que comunicaba la sala con los dormitorios, la cocina y el corralito de la casa estaba abierta. Braschi te va a hacer cagar perlas Me lo ha dicho, hermano, uno que sabe. Los jodieron Yo no he venido a hablar de eso. Brashi te va quitar la lanchita de cien toneladas Bras- chi y yo Nunca por nunca Braschi y yo hemos sido como hermanos. Yo he pescao con dinamita.
Braschi sabe que le meto Por eso mismo he venido Oigo y lambo el veneno que tu lengua quiere injundir. El 28 de noviembre de se encierra en el bao y se dispara in tiro en la cabeza, despus de cinco das de agona muere el 2 de diciembre de Arguedas escribi escritos entre novelas, cuentos, traducciones de poesas y cuentos quechuas al espaol trabajos monogrficos, ensayos y artculos, mitologas prehispnicas, folclore y educacin popular y otros aspectos de la cultura peruana. ARGUMENTO DE LA OBRA: Estructuralmente, la novela El zorro de arriba y el zorro de abajo, est dividido en cuatro apartados: El primer apartado es una introduccin a la obra y se denomina "no soy un aculturado", donde nos habla del conflicto de dos razas, del conflicto de dos idiomas: el espaol y el quechua; y, donde nos dice que l no es un aculturado porque no renuncia a su alma, sino que es un peruano que "habla en cristiano y en indio, en espaol y en quechua" y que "deseaba convertir esa realidad en lenguaje artstico".
El segundo apartado es: la "Primera parte": Esta est subdividido en: -"Primer diario" - "Segundo diario -El tercer apartado es: la "Segunda parte". Esta se desarrolla sin la enumeracin de captulo a lo largo de 46 pginas. El "Primer diario", fechado el 10 de mayo de en Santiago de Chile, nos habla de su intento de suicidio por la crisis que atraviesa como hombre y como autor, de su bloqueo psquico del ao , de autores contemporneos a l como Carpentier, Rulfo, Onetti, Fuentes, Cortzar, Lezama Lima, Vargas Llosa y Garca Mrquez..
Y, todo esto matizado con regresiones a su infancia, su vivencia entre indios y su encuentro sexual con la mestiza Fidela. Tambin nos da el ttulo de la novela y las ideas sobre los zorros.
El Captulo I, es un dilogo entre pescadores en una bolichera, Chaucato con el Mudo maricn; el rubio Maxwell y la serrana Gerania, El Characato, Mendieta y Zavala el aficionado a los prostbulos. Encontramos aqu a los chaveteros, la "zorra" de las prostitutas, el prostbulo y las 2 clases de prostbulos: el "corral" para los pobres y los "pabellones" para los de dinero. Tambin la referencia comparativa de la Baha de Chimbote con la zorra [p. La prctica del sexo mltiple de 3 o 4 contra una [p.
La referencia comparativa de la Fbrica de harina de pescado con el infierno [p. El dilogo de los dos zorros, el de arriba y el de abajo, la autorreferencia del propio autor en este contexto [pp. Un prrafo-texto completo en Quechua y su respectiva traduccin [p. El Captulo II, nos presenta al loco Moncada, que es un negro llevando su cruz por los alrededores de Chimbote. En este captulo, como en el anterior, ya se hacen referencia al empresario millonario de Braschi.
La invasin yanqui religiosa y empresarial donde se percibe el antiimperialismo del autor. La concepcin del serrano, donde los ms serranos son los indios [p.
Tenemos la vista panormica de un Chimbote industrial [p. Los religiosos son vistos como personas no tan santas, son los casos del sacristnguardin que es lisuriento, aprovechador y racista [p. Maxe, Zavala, Solano y Haro se renen con Chaucato en el muelle de las fbricas de harina de pescado de la Caleta, para tomar acuerdos. El "Segundo diario", fechado entre febrero en Lima y marzo en Santiago de Chile del ao Nos habla de su dificultad para escribir el captulo III de la novela, dice que no entiende a fondo lo que est pasando en Chimbote.
Dice que el segundo captulo lo escribi sin conocer bien Chimbote. De sus aventuras que tuvo en Nueva York. De su infancia nuevamente. Anuncia que pronto escribir el captulo III y que, ha pedido licencia por diez meses sin sueldo de la Universidad.
Y que escribir en Chaclacayo o en Santiago. El Captulo III, es el captulo del dilogo entre don ngel Rincn jefe de planta de la fbrica de harina de pescado Nautilus Fishing y don Diego enviado desde Lima por Braschi para supervisar la fbrica. Este captulo es capital captulo clave para entender la novela, aqu estn todos los zorros y las zorras, el inicio de los problemas sociales producto de la viveza y la explotacin que se vern acentuados hasta una hiperblica y caricaturesca miseria expuestos en el captulo siguiente IV.
Y aqu, tenemos la influencia de las MAFIAS creadas por los Braschis, esos empresarios que ante la falta de mano de obra, fomentan la 1ra MAFIA la mafia antigua, que fue la que hizo correr la voz de que en Chimbote haban cosas buenas para hacer casas propias y trabajo a raudales en fbricas, bolicheras, etc.
Nos describe a los migrantes de la costa y de la sierra [p. Sobre las invasiones en Chimbote, nos dice que fueron ms ordenadas que en Lima. Luego, al haberse establecido los migrantes en Chimbote, stos llegaron a ganar un platal como consecuencia del auge pesquero. Entonces, es as que los Braschi crean la 2da MAFIA que era el fomento del machismo derrochador, mediante el cual como buenos zorros de abajo hacen gastar su dinero a los indios mediante el consumismo y el lucro comercial y prostibulario [p.
Y es as, que la presencia chavetera y burdelera convierte a los indios en Incas convertidos en mendigos sin esperanza, que tienen su reflejo en su espejo que es el alcatraz, tambin venido a menos [p.
Los patrones de lancha de Braschi son Chaucato y Caullama, donde Chaucato fue el primer patrn de lancha de Braschi y el Characato una tuerca de la mafia [p. Referencia a la visita de Braschi en la fiesta de San Pedro, donde se lleva a cabo una orga con putas. Tenemos al zorro superintendente [p.
La devaluacin y crisis econmica golpea a los pescadores que hacen su. Sobre los Prostbulos, estos se dividen en categoras: [p. Se nos presenta la descripcin de la Fbrica de harina de pescado y de la zona industrial y siderrgica de Chimbote [pp.
Descripcin topogrfica de Chimbote residencial e industrial [p. Caracterizacin de Braschi [pp. Sobre las Razas, tenemos el carcter de los indios, cholos, injertos y negros [p. Con el advenimiento de la maquinaria automatizada vienen el desempleo y los contratos de 3 meses [p. Descripcin y recorrido por la fbrica, donde don ngel gua a don Diego [pp. Resumen del procesamiento de la Harina de pescado [p. Luego viene la invitacin que le hace don ngel a don Diego, para visitar primero el cabaret o night club "Gato Negro", donde van a ver a la desnudista La Caprichosa, un lugar donde se rene el antro de la ms diversa ndole, los zorros de arriba y los zorros de abajo; sin embargo, todos haban sido estafados porque La Caprichosa no era como la pintaban en los carteles, toda exuberante, sino ms bien delgada.
Asistimos entonces al strip-tease donde asisten en igualdad de condicin homogenizada: cholos disparejos, criollos chaveteros y chimpancs internacionales: [pp. El cabaret y el prostbulo como espacios homogenizadores. El Captulo IV, como ya lo anunciamos, es el captulo donde se hacen presentes la crisis y la miseria del hombre productos de la voracidad de los zorros internacionales que, como vampiros, explotan a los pobres indios y cholos, hasta hacerlos parecerse a un alcatraz limosnero.
La crisis de los alcatraces. Don Esteban arroja carbn desde sus pulmones porque haba trabajado en una mina de carbn. Smil don Esteban como alcatraz moribundo : [p. Episodio del loco Moncada orinndose en un Hotel [pp. La Discriminacin racial [p. Descripcin General de Chimbote [p. Racismo [p. Algo comn entre los pobres [p. Atentos con la historia de la vida de don Esteban, es muy bueno, aqu, incluso se puede observar el lenguaje serrano, donde la lengua espaola es contaminada o envuelta por la forma peculiar del quechua idiomtico; y, por otro lado, la configuracin caracterizadora de la migracin en Lima con: sus lotecitos, Clubes, ftbol, Fiesta Patronal, coliseo, y programa radial de msica andino-serrano.
Veamos la historia de Esteban, un migrante representativo: [pp. Liriobamba, un lugar de consuelo o descanso, a donde van los de cuerpo desahuciado a morir los mineros de Cocaln : [p.
Opinin sobre los evanglicos que engaan [p. Casa de Moncada [p. El "Tercer diario", est fechado en Santiago de Chile: 18 de mayo de Avanza al 20 de mayo y luego al 28 de mayo. Habla el autor, de sus recuerdos de Moquegua y Arequipa. Referencias a Chile y Pedro Lastra. Respuesta a Cortzar. Est conformado por trozos seleccionados y corregidos en Lima. El primero est fechado en Santiago de Chile. Aqu Arguedas anuncia que no podr culminar la novela y hace un repaso sobre los personajes de la obra, contando cmo habra sido el final de cada uno de ellos.
Luego de decir que ha luchado contra la muerte, anuncia su inminente partida: Despidan en m un tiempo del Per, cuyas races estarn siempre chupando jugo de la tierra para alimentar a los que viven en nuestra patria, en la que cualquier hombre no engrilletado y embrutecido por el egosmo puede vivir, feliz, todas las patrias.
Por ltimo en el diario del 22 de octubre, el autor hace alusin al balazo que acabara con su vida. Un mes despus el escritor se dispar un tiro en la cabeza. Jos Mara Arguedas termin su ltima obra al mismo tiempo que termino con su vida. EPLOGO Es una carta dirigida por el autor a don Gonzalo Losada, el editor de Buenos Aires, , el 29 de agosto de , dice lo siguiente: Si usted acepta publicar El zorro de arriba y el zorro de abajo as como est y mantiene su decisin de disponer la edicin inmediata, le pido insertar a manera de prlogo el breve discurso que pronunci cuando me entregaron el premio Inca Garcilaso de la Vega, y que mi viuda Sybila acero y paloma y mi amigo Emilio Adolfo Westphalen, se encarguen de revisar las pruebas y le aconsejen respecto a la edicin Al utilizar los lenguajes vulgares los conflictos son mayores entre los personajes, porque siempre utiliza casi toda la obra del Zorro de Arriba y el Zorro de abajo.
Por ejemplo en la vida de la prostitucin siempre se emplea el lenguaje vulgar y surge una serie de conflictos que lleva a que las personas den una opinin mala sobre este asunto. En el Per tambin vemos casos reales cuando se aproximan las fiestas celebrativas del Per las personas ms hablan palabras vulgares cuando se embriagan y hacen sus locuras que sin darse cuenta lo hacen es una costumbre que la antigua generacin dejo a los que ahora estamos presentes.
Por eso, es que el autor describa la realidad del Per porque la mayora de gente lo haca, pero ahora la generacin cambia ya nos es el mismo de antes, nuestros padres lo hicieron. Porque estaban encerrados en un crculo vicioso que controlaba sus mentes, pero gracias a las nuevas tecnologas ahora tenemos ms capacidad de reconocer lo que es malo.
Antiguamente los espaoles nos conquistaron trajeron sus costumbres y sobre todo comenz la explotacin de la clase obrera, pero lograron controlarlo todo gracias al podero religioso y militar. Como los peruanos ya no saban qu hacer despus de que fueron conquistados se entregaron de rodillas al podero espaol.
Ellos introdujeron una serie de filosofas y sistemas para controlarlo todo no para bien del pueblo sino para ellos mismos. Egostamente se enriquecieron con nuestro oro para hacer lo que quiera con nuestro pueblo. Como introducir msicas mundanas, cervezas, etc. Ya que un capitalista no quiere el progreso de todos por igual quiere que todos malgasten su dinero y as la clase baja sea ms pobre. Es por eso que l la obra aparece un loco para criticar este pas en la que vive donde no siente que es su hogar donde todos las mentes de las personas estn esclavizados para hacer lo que gobierno quiera.
Y por eso que pocos movimientos surgen para hacer paro al sistema capitalista. Pero muchos son los que apoyan al sistema capitalista porque estn controlados a travs de sus empleos donde solo se preocupan para ellos mismos. Es por eso 4. No haba muchos como el que criticaban a este sistema corrupto donde todo casi es corrupto. El autor no lucho consigo mismo para sobresalir en el medio poltico.
Uno es una muchacha llamada filomena que conoci y que sinti que su vida era ella nada ms en donde se entreg por una noche por completo.
Con esto el autor senta que era feliz pero cuando se fue la muchacha solamente era una felicidad corta y no era la verdadera felicidad que buscaba. Lo que el autor buscaba es que esta tierra llamada Per no hubo presidentes que gobiernan con sistemas de distribucin de todo diferentes que solo haba una copia del sistema capitalista. Otro seria que el autor trataba su obra en forma mediocre porque no trato de luchar por falta de perseverancia y entusiasmo en la obra.
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